sábado, 12 de marzo de 2011

Viaje de un largo día hacia la noche

El testamento de Eugene O’neill, encarnado en Viaje de un largo día hacia la noche, es dramáticamente denso y arrollador.

Por Florencia.-

Una puesta simple, un excelente juego de luces y diálogos trágicos resumen esta obra basada en un tiempo breve: la acción tiene lugar en un solo día.
Los Tyrone, una familia tipo con un pasado oscuro, se despiertan una mañana en su casa de vacaciones. Lo que parecía ser un día normal pronto comienza a cambiar.
James, el padre (a cargo de Daniel Fanego en un principio; actualmente interpretado por Villanueva Cosse, director de la obra), es totalmente avaro y tacaño. Con un pasado actoral frustrado, admiración hacia Shakespeare y un miedo descomunal a no tener dinero, va contando parte de su infancia, tratando de argumentar su razón de ser. Exactamente igual pasara con los demás personajes: su esposa Mary (Claudia Lapacó), una pianista y monja frustrada y adicta a la morfina, desea volver el tiempo atrás. El hijo mayor, Jimmy (Agustín Rittano), es alcohólico, cínico, devoto de prostitutas y un actor -sin éxito- por mandato familiar. Edmund (Sergio Surraco), el menor y el personaje que encarnaría la figura de O’neill, vagabundea en la lectura de vanguardia y viajes a otros países encontrándose enfermo de tuberculosis. Hay en él algo de poeta y gracias a Baudelaire sabe que si no desea sentir la carga del tiempo, tiene que embriagarse “con vino, con poesía o con virtud, lo que se quiera, pero embriagarse”. Hasta emborracharse de su misma enfermedad.

Durante la jornada revuelven el pasado a fondo, quedándose atrapados ahí. Resentidos hasta venas, se echan en cara promesas fallidas, viejos hábitos y palabras dichas. De vez en cuando, en este derrumbe de cuatro obsesionados, aparece la criada, a cargo de Gimena Riestra, quien le otorga algunas cuotas de humor a estos trágicos recuerdos.
Para finalizar, este análisis dramático familiar en cuatro actos posee en cada uno de ellos grandes símbolos y significaciones que hacen de esta obra algo más que un simple pase de facturas. Algunos símbolos son el acto de embriagarse, el paso del tiempo o la llegada de la niebla… ¿su significado? Descúbralo en la función.



Traducción y Vesión: León Mirlas y Villanueva Cosse.
Dirección: Villanueva Cosse
Intérpretes: Claudia Lapacó, Daniel Fanego, Sergio Surraco, Agustín Rittano y Gimena Riestra, Los servidores: Miguel Ángel Ludueña y Gastón Palermo
Escenografía e Iluminación: Gabriel Caputo
Diseño de sonido: Iván Grigóriev y Marcelo Manente.
Vestuario: Daniela Taiana
Apuntadora:Tanya Barbieri
Teatro San Martin- Avenida Corrientes 1530
Domingo 13 de marzo última función

4 comentarios:

  1. Pobres... Están uno peor que el otro los personajes... jo!
    Baudelaire (L)

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  2. Me gustó mucho la actuación de todos, en especial la de Claudia Lapacó. Es una familia totalmente disfuncional que enmascaran sus carencias en las adicciones. Tal vez la segunda parte de la obra la sentí un poco densa... pero de todas formas el saldo es positivo.

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  3. QUe loco, me encanta la actuación y el teatro, y ni idea de esta obra tan interesante.

    Nada, salud

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  4. Siempre qise ir a un teatro para ver qé onda, qé se siente, pero nunca me animo a ir a ver a una.. es como qe no me llaman, viste..
    Y tengo miedo de no tener esa "vista" para el teatro y darme cuenta qe perdí tiempo al pedo :S

    Besitos !

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